martes, 3 de abril de 2012

Agua


Caminaban por caminos indivuduales y paralelos, con el propio desconocimiento de su
 conocimiento...
Eran muchos los acantilados que se habían ayudado a cruzar y muchas las veces que 
habían caído y se habían dado la mano el uno al otro para levantarse.  
Habían compartido comida y hambre, sed y agua, miradas, sonrisas y lágrimas ...
Pero ninguno conocía la voz del otro, tampoco la suya propia.

Trás muchos años de camino y silencio, una noche clara, él le preguntó su nombre.
Ella, muerta y resucitada, perdida y encontrada por la melodía de su voz, respondió tímida...
Y se quedaron dormidos
Al amanecer, después de aquella noche al raso, cubiertos únicamente por la luna y las estrellas, despertaron con una enorme sensación de calidez y se miraron como antaño. En silencio...

 y continuaron así su marcha...

  Las jornadas se sucedían como habían venido haciendo hasta el día, pero algo había cambiado. Caminaban desnudos.
La presencia de sus silencios, tras haber escuchado sus voces, les mantenía sumidos en un frío interno, más intenso, tal vez a merced del hambre de sus voces.

Proseguían sus pasos, sumidos en sus pensamientos mas ambos, compartían uno común:

- Alma, que libre caminas¿ por que no extiendes tus alas...? La libertad tiene el don de volar...”

 Tras algunas jornadas, abrazados por el sonido de sus silencios y con los labios resecos, se descubrieron frente a un inmenso océano, que dibujaba un inmenso horizonte al amanecer.

Ella, se adelantó a la orilla, unió sus manos y enjutó toda la cantidad de agua posible que ofrendó a los labios de él:
  - No temas, Amor, no está salada... Es vida...
Somos libres de elegir, libres para continuar y libres para vivir...”

" El agua de Mar, cura todos los males de los hombres"
EURIPIDES
 
" Beber de las palabras que emanan de la semilla de tu alma en silencio,
 Tu voz enraiza en mí, 
pariendo 
 flores y frutos en mis labios..."
Te converso en el claustro de mi sangre,
tú respondes, eres el eco de mi propio ser,
el inaudito, el de las verdes costas infinitas,
el que no anota el tiempo de los otros.
Dibujas parabanes y leyendas,
te mueres por la paz de mis recintos
cuando la noche abre sus penumbras,
sus delicados reinos de fragancia
al destino tenaz de mis asombros.
Yo soy esa mujer que pasa incierta

entre nieblas, palomas y memorias...
SERAFINA NUÑEZ

 entre sueños, deseos, vida y agua...