Estudiante de vida I

                        No cursé estudios superiores de ningún tipo, aún, sin embargo me considero una “insaciable” estudiosa de la vida, que a mi humilde opinión, es una delas mejores opciones a elegir.

Resulta asignatura pendiente para muchos ( costando tan poco) y asignatura inacabable para otros , a los que nos cito cómo “  hambrientos.”

No son necesarias   aptitudes determinadas, x años de docencia o un número- nota  cali- cualificativo. 

Todo aquel que realmente quiere, puede  adherirse a esta materia.  Es más, diría incluso que  es una “ carrera” altamente constructiva ( atreviéndome  a decir que la Más) .(  Y añadiendo otro paréntesis)   ya que nosotros mismos, nos convertimos en nuestros examinadores , pero no tras años y años de estudio, sino a cada instante, lo cual resulta mucho más reconfortante.

Para ello, es necesario únicamente cumplir un requisito.  El deseo de hacerlo.

      No seré yo, quién justifique o califique la vida, en este caso la mía, mucho menos la de otros, pero es cierto, una intuición, me llevó al deleite de la misma. Probablemente, la intuición va acompañada de un deseo y también de un sueño propio, el de crecer.

Este deseo de crecer, que es aparentemente egoísta, se transforma aplicando meros conocimientos fundamentales e innatos a la sociedad que nos rodea.

Cuando cito” sociedad”, me refiero a nuestro entorno (  familia, relaciones ,  trabajo…)  En definitiva, a nuestra propia vida...

Aprendo en soledad ( mayoritariamente) aunque no sería capaz de atribuirme tantas enseñanzas. Aquello que me inquietó o apasionó convertí en mi vida. Las almas que me rodearon y me embriagan, fueron  y son mis maestros.

 Y esta, mi  vida, en pleno estudio y goce de la misma es la única poseo para poder estudiar y compartir…

                  Sigo opositando para graduarme en VIDA,  y mi deseo no es otro que el de seguir aprendiendo así, de manera autodidacta y/ o en compañía.

       “Una vez despierta no podía volver a conciliar el sueño.  Oía el tic- tac del reloj de pulsera que había guardado bajo la almohada. A veces sonaba muy cerca, y según cómo me parecía oírlo más lejos. Era curioso, puesto que no se movía de sitio”.

                                        “ El cielo es azul, la tierra blanca” HIROMI KAWAKAMI

      Mi expreso agradecimiento al  "mi"  ( hoy,  si permite) "MUSO"   con nombre y apellidos,  por esta entrada...

 No sólo un Gran Maestro sino un excelente generador  y  transfusor  de vida…

                                                                                                                     ( M.Z  ;-))