Inocente

Pertenecer,  al Sueño del Destino...

Tatuar los recuerdos en el pecho y sonreír. No olvidar, para bien o para mal. Caer y levantarse. Sembrar de raíces la cabeza, sabiendo que de ellas brotaran flores, frutos e incluso árboles mientras seguimos caminando sobre nubes.  Entregarnos un poco a todos sin apoyarnos sobre uno. Plantearnos, a nosotros mismos, simplificarnos, reducirnos hasta ser polvo de estrella, resolvernos y descubrir, que nuestra solución es infinito. Admirar sorprendidos, como si fuese la primera vez que nuestra pupila posee tan maravillosa cualidad, desvirgarla.  Seguir cosiendo nuestras heridas, mientras a pequeños sorbos, ebrios de mandrágora,  intentamos pensar que no nos duele. Creer, pese a que la acción nada tenga que ver con las palabras. Vivir, sobrevivir, al timón de un barco que no surca los mares a la deriva pues tiene un único destino, una única orilla. Disponer nuestras velas a merced del viento, mientras este,  trae y lleva mensajes mientras nos acaricia. Ser luz, oscuridad, alba y ocaso.  Pasear descalzos sobre lava, sintiendo el frío que deja nuestro paso.  Amanecer a cada instante, reconociendo a la conciencia que en nada  se asemeja al corazón. Soñar, que el alma encerrada en la jaula consigue abrir la puerta de su celda y vuela...

 Vivir sintiendo a cada instante que la vida es sueño, y está por ocurrir...

 Amar, en la más absoluta de sus formas, mientras se siente todo…

y

    " Mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto"

                                                                       ALEJANDRA PIZARNIK

...y mientras esto escribía, descubrí un inmenso oceáno , derramándose en mi hogar...

El calefactor de aire, decidió verter su líquido, sorprendiéndome con un trabajo innecesario y necesario.

El destino a veces nos recuerda que somos inocentes...