Al fin llegó el día tras haber esperado todo un año...
Despertó nervioso, ilusionado, sabía que iba a ser un día especial y aunque todos lo eran, aquel en concreto extremaba aún más su emoción.
Miró hacia atrás y aunque guardaba buenos recuerdos, sus pantalones le habían quedado pequeños y sus zapatos le apretaban. Aquellas marcas dibujadas en la pared se mostraban cada día un poco más alejadas de su vista dando lugar a nuevas marcas, evolutivamente, más elevadas ... Cada vez faltaba menos para alcanzarlo todo. Hoy lo había comprobado y se sentía feliz.
En este tiempo, había aprendido a leer, a escribir a relacionarse, a expresarse. Mostraba inquietudes, necesidades, anhelos, aptitudes y nuevos conocimientos... Aún haciéndose grande, seguía creciendo.
Hoy seguro, disfrutaría de la compañía de su familia, de sus amigos e incluso de otros muchos que aún no presentes, estaban a su lado.
Para la gran fiesta, gigantes y cabezudos se dieron cita para endulzar su sueño mientras todos los elementos giraban a su alrededor para que se cumpliera su deseo en el momento de soplar las velas.
No era viejo, pero como todos los niños, era sabio.
Pidió un deseo y un halo de magia giró a su alrededor...
" Confía en el tiempo ( y celébralo): es el más sabio de todos los consejeros"
PLUTARCO