" Existen distintos caminos en el cerebro para llegar al mismo punto..."
No pueden distinguirse diferencias sobre la inteligencia general entre ambos sexos, pero pueden apreciarse distintas características físicas, que los hacen ligeramente " distintos."
Esta última región parece tener diferentes funciones en hombres y mujeres. En experimentos con roedores, la concentración de receptores de serotonina (un neurotransmisor necesario para controlar la ansiedad y prevenir la depresión) en crías sometidas a estrés agudo subía en la amígdala de los machos y bajaba en la de las hembras. Esto quizá podría explicar por qué las niñas sufren mucho más frecuentemente desórdenes de ansiedad que los niños. La zona de la amígdala encargada de recibir estímulos estresantes establece relaciones con zonas cerebrales distintas en ambos sexos: en los machos se conecta preferentemente a zonas que procesan estímulos externos, mientras que en las hembras a zonas que procesan estímulos internos. Es como si las hembras estuvieran preparadas para los profundos cambios internos que pueden ocurrirles: el embarazo y la maternidad.
En las mujeres se excita ante estímulos estresantes la parte izquierda de la amígdala, y en los varones, la derecha. Se suponía desde hace muchos años que el hemisferio derecho procesa los aspectos globales de una situación, mientras que el izquierdo procesa la información de detalle. Para comprobar esta teoría, se proyectó a hombres y a mujeres una película que contenía un suceso muy violento y se les administró un fármaco que amortigua la activación de la amígdala y dificulta la evocación de recuerdos emocionalmente perturbadores. Al cabo de cierto tiempo, los hombres tenían problemas para recordar la esencia de la historia, el suceso violento, mientras que las mujeres lo que olvidaban eran los detalles concretos. Esto podría significar que las respuestas al estrés postraumático son diferentes en hombres y en mujeres.
Las hormonas del embarazo, el parto y la lactancia, bombardean intensamente el cerebro femenino para adaptarlo a las nuevas tareas. La influencia no parece limitarse a cambios en el comportamiento, sino que llegaría hasta la capacidad cognitiva. Recientes experimentos demuestran que las ratas madres se “vuelven más listas”, en comparación con las que no lo son (e incluso, que las ratas preñadas superan a las no preñadas), al menos al desempeñar tareas que tienen relación directa con la supervivencia de las crías, como la búsqueda de alimento en laberintos o la detección de presas. Las ratas madres también se vuelven más audaces, para obtener mayor cantidad de alimento y para defender a las crías. Estos efectos aún no se han comprobado sistemáticamente en mujeres, pero hay indicios de que algunas capacidades cognitivas que facilitan el cuidado de las crías, como la capacidad de atender varias tareas al mismo tiempo, se desarrollan más en las madres que en las que no lo son.
Diferencias bioquímicas y estructurales en el cerebro podrían explicar la diferente susceptibilidad de los sexos ante enfermedades mentales. El cerebro de los hombres produce un 52% más de serotonina que el de las mujeres, lo que podría explicar por qué ellas son más propensas a la depresión. Otras diferencias bioquímicas podrían explicar por qué las mujeres son más vulnerables ante ciertas drogas, como la cocaína y las anfetaminas. Las estructuras cerebrales implicadas en la esquizofrenia varían en hombres y en mujeres, lo que sugiere que habría una “esquizofrenia masculina” y otra “femenina”. Todos estos descubrimientos pueden facilitar la resolución de la paradoja de por qué hombres y mujeres somos tan similares, pero al mismo tiempo tan distintos.
( articulo extraído de http://mundobiologia.portalmundos.com/cerebro-de-hombre-y-cerebro-de-mujer-las-diferencias/ )
" Él ilumina de día, Ella de noche
a través de sus cerebros se pueden diferenciar varios matices,
a través del corazón y durante el transcurso de sus vidas,
sólo uno..."
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