Con orden y concierto

Allí estaba ella, en un sinfín de tic- tacs aturullados, descontando por verle.

Feliz por el encuentro, se disponía a pasar otra mañana pintando frente al mar y pensando en él. Una  tras otra, pinceladas sin ritmo ni concierto iban cubriendo los barrotes de su ventana, dejando algunos sin pintar.  De tanto en tanto, bajaba de su nube y se percataba… Rápida, corría a cubrir el barrote, para que  nadie vinera a reprenderla y mientras sonreía, seguía pensando y  susurrando…   ¿   En que estaría pensando?

y ella SIENTE en quién piensa…

      De repente, ensimismada más en sus sentimientos que en la pintura, una melodía recorrió su cuerpo… Mientras corría presurosa hacia la música, como en una maratón, salvando obstáculos, pudo comprobar como la música ya no sonaba mientras seguía sonando…

Y como por arte de magia, sintió como en ella pensaban.

Descolgó el auricular, extasiada al roce suave de la voz que la acariciaba al otro lado  - Buen día Amor…  Se saludaron al unísono.

La conversación, detuvo al tiempo, acercándola a ella  más al mar y al cielo, mientras le acariciaba a él, con sus manos de nube color plata.

Durante algún tiempo,  el tiempo se paró, para que los dos se reencontraran. Al acabar la conversación, esta no se detuvo, pues en la mente de ella, él seguía presente.  Seguían conversando con un hilo de voz compartido y en el aire…

Retomó ella su pincel, esta vez, con orden y concierto, poniendo orden en la administración de la pintura, sin dejar espacios libres.

… Y tic- tac tic- tac tic-tac el reloj de nuevo, se puso en marcha, felizmente ¡ Clic, cloc, dong!  para seguir descontando…